Desde el personaje soy capaz de todo, puedo sentir, puedo respirar, puedo soñar y vivir.
Más allá de un texto aprendido o unos movimientos escénicos que debo justificar. Más allá de una buena proyección y un fraseo digno.
...de pronto eres protagonista para el bien o para el mal, para un final feliz o trágico, para el mundo o para un instante en el tiempo que nunca pudiste vivir, y sin embargo, ahora existes, sufres, ríes y palpitas a través de él...
Más allá del poder de la palabra y del cuerpo, que inevitablemente te lleva al control escénico y al poder emotivo de la acción. Mucho más allá.
Desde el personaje, no sólo se levanta el telón, no sólo te maquillas y te preparas, desde el personaje soy capaz de todo, siempre y cuando la concentración no sea un leve intento sino una poderosa razón que respiras inconscientemente y hace que te olvides de todo.
Donde no caminas sobre un espacio escénico ni subyaces dentro de la caja escénica, no, caminas en la realidad de una historia que antes no te pertenecía, pero que de pronto eres protagonista para el bien o para el mal, para un final feliz o trágico, para el mundo o para un instante en el tiempo que nunca pudiste vivir, y sin embargo, ahora existes, sufres, ríes y palpitas a través de él.
No existen interferencias, no existen límites, ni pretensiones, de pronto los porqués o los objetivos se convierten en tu forma de coexistir, desapareces, te vacías de ti, de tu pasado, de tu presente, de tu futuro, para ser y morar en cualquier momento del tiempo, en cualquier lugar.
Entonces, las razones parten del alma de un mendigo, rey, asesino, santo, lunático, mujer u hombre, galán o jorobado… para llegar al público con toda la franqueza del que ama o del que odia.
Da igual que el resto de actores vivan o no como tú el instante mágico, evidentemente la tensión dramática es responsabilidad de todos, pero desde un punto de vista totalmente egoísta, no importa, una vez dentro de ese viaje único y fantástico, nada puede sacarte del estado en el que la vida es la vida, y eres capaz de todo… siendo inconfundiblemente tú, el personaje.